"Te extraño. Cómo te necesito. Cómo quiero vernos para decirnos todo y no decirnos nada. Comernos con los ojos y mirarnos con los labios. Sentir tu aire y respirar tu piel. Cómo tengo ganas de taparme con tu calor y abrazar tu cuerpo." Esas palabras escritas por èl, venian una y otra vez en la cabeza de Anne. Esas palabras la habían hecho sufrir como a nada, eran como cuchillos de doble filo; le mostraban una tierna promesa y a la vez jugaba con sus sentimientos. Era tarde, pero ya tenia recapitulada su posible intención.
-Nadie puede acuchillar entre líneas o ¿si?-le decia mientras respiraba acompasada. La navaja se encontraba en su cuello, casi en su yugular.
- No sè de que hablas- respondió él con indiferencia.Después desvió la navaja fuera de su cuello, acerco sus labios a los de ella y sonriendo sarcásticamente susurro:
-Al fin estamos juntos, ¿unas últimas palabras, querida?- luego se alejo rápidamente de ella y empezó a desgarrar con la navaja el bello suéter blanco de cuello de tortuga de la joven. Anne no grito, se quedo viéndolo fijamente mientras que Damian acariciaba la curvatura de sus pechos desnudos y sangrantes por las cortadas.
-¿Harás eso todo el tiempo o me vas a matar?- le pregunto Anne con indiferencia.
- ¿No tienes miedo a que lo haga? Sabes que no lo haría si no quisieras. Me resulta increíble que a pesar de todo te siga amando con la misma intensidad que cuando te conocí.- Lo dijo con seriedad, dejando caer despacio ambas manos de los pechos de Anne.
-Siempre has sido así, exactamente así. Un cobarde que no se limita ser él mismo con sus sentimientos. Mientes cada vez, y ahora no es la excepción- hablaba dando unos cuantos pasos alrededor de él, como juzgándolo.
Sonriendo de nuevo Damian agacho la cabeza y dejando salir una media carcajada le arremetió diciéndole:
-Me conoces lo suficiente bien, cariño. Sabes que me divierte jugar a fingir sentimientos que no siento y no voy a sentir nunca. Tú eres, cómo decirlo…;como un juguete el cual me gusta usar cuando estoy aburrido.- le decía mientras movía su largo cabello negro.
-Es eso, ¿la verdad? y Nicole ¿qué? Ahora que estás con ella, no quieres saber nada de mí y por eso me dices esto ¿Qué no?- reclamaba con sumo aire de fastidio.
-¡Cállate! No menciones a Nicole más. Sí, me case con ella y eso ¿qué? Puedo estar con quien quiera cuando quiera, eso no me priva de no hacerlo. Además, tú ya me cansaste, ¿sabes?...Siempre con tu paranoia.- hablaba gritando; en verdad estaba cansado de lo mismo, siempre.
Tranquilamente e ignorando lo que le decía, ella susurro:
-Dame tu saco, ¿quieres? Tengo frío. Damian se quitó el saco y se lo dio. Anne no dijo nada y terminando de acomodárselo se fue directo al Crossfox rojo 4x4 que estaba estacionado cerca de ellos. Abrió la puerta y se metió a la camioneta, luego se quedo quieta mirando fijamente el paisaje de esa tarde fría.
Damian comprendió su berrinche: “de nueva cuenta lo mismo. Si supieras que me encanta verte así, como estás ahora. Pero no puedo decírtelo, aún no. No estoy listo.” Manteniendo la mirada hacia la camioneta, observo a Anne y hubiera seguido así si no le hubiera caído una gota de agua en la mica de sus lentes. Tomando las llaves del bolsillo de su pantalón se dirigió a la camioneta a paso rápido. Arrancó la camioneta y se fueron a un hotel de paso, sin mencionar ninguno una sola palabra en el trascurso de la carretera.
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